TecnologÃa en aula. Comenzamos un nuevo capÃtulo. Una nueva sección. En los primeros cinco capÃtulos lo que hicimos es construir un modelo. Para ver cómo construÃamos el conocimiento y cómo entendÃamos. Y en la clase anterior lo que hicimos fue, realmente, mirar el proceso a entender. Lo que vamos a hacer ahora es mirar la tecnologÃa. Pero no vamos a mirar la tecnologÃa como se hace siempre, vamos a mirar la tecnologÃa desde la pedagogÃa. Y mi interés es que, realmente, sean capaces de mirar la tecnologÃa desde una perspectiva pedagógica. Lo central es lo pedagógico y no lo tecnológico. Y por eso, vamos a partir este capÃtulo con los paradigmas. Me pareció importante y puse los paradigmas en esta sección, en esta clase. Para ver cómo la tecnologÃa viene con una carga de paradigma muy fuerte. Cómo realmente nos hacen ver la tecnologÃa de una cierta manera. Pero, partamos con los paradigmas como concepto que es importante porque tenemos verdades que son absolutas y no nos damos cuenta de que son verdades. Nos parecen objetivas, pero, no lo son. ¿Qué es un paradigma? Y permÃtanme partir con la canción de Serrat. A menudo, los hijos se nos parecen, asà nos dan la primera satisfacción; esos que se menean con nuestros gestos, echando mano a cuanto hay a su alrededor. Esos locos bajitos que se incorporan con los ojos abiertos de par en par, sin respeto al horario ni a las costumbres y a los que, por su bien, hay que domesticar. Niño, deja ya de joder con la pelota. Niño que eso no se hace, no se dice, no se toca. Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma, nuestros rencores y nuestro porvenir. Por eso nos parecene que son de goma y que les bastan nuestros cuentos para dormir. Nos empeñamos en dirigir sus vidas sin saber el oficio y sin vocación. Les vamos transmitiendo nuestras frustraciones con la leche templada y en cada canción. Niño, deja ya de joder con la pelota. Nada ni nadie puede impedir que sufran, que las agujas avancen el reloj, que decidan por ellos, que se equivoquen, que crezcan y que un dÃa nos digan adiós. FÃjense dónde están los paradigmas. Nosotros les enseñamos verdades absolutas a nuestros hijos. Sin respeto al horario ni a las costumbres y a los que, por su bien, hay que domesticar. ¿Qué es lo que hay que domesticar? Es entregarles la cultura. La cultura que parece verdad absoluta, la cultura en la cual vivimos. Los domesticamos dentro de la cultura. Deja de joder con la pelota que eso no se dice, no se hace, no se toca. Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma, nuestros rencores y nuestro porvenir. Cargan con nuestra cultura que se la transmitimos como una verdad absoluta. Nos empeñamos en dirigir sus vidas sin saber el oficio y sin vocación. Nuestro oficio es nuestra cultura y se la entregamos. Veamos la presidenta de Chile antes de ser presidenta en el año 2002. Usted también hizo un curso de un año en Fort Leslie, de la Universidad Nacional de Defensa en Estados Unidos. ¿Qué descubrimiento profundo hizo sobre el mundo militar? Entendà parcialmente, no sé si totalmente, la manera de razonar de los militares, las cosas que le hacen clic, que los enganchan. Entendà cierta lógica que tienen. Y, tal vez, ratifiqué con fuerza que el monopolio de los buenos y de los malos no lo tiene nadie. Entendà con cierta lógica, entendà cierta lógica que ellos tienen. La lógica, las verdades de cada una. Cada cultura, cada grupo humano, cada tribu tienen sus propias verdades, tienen su propio paradigma. Lo central es entender cómo se construyen los paradigmas. Yo les digo a ustedes, dentro de la sala de clase tienen verdades y la pregunta es, ¿de qué manera esas verdades impiden que nuestros niños puedan ver otros puntos de vista? Por ejemplo, los medios de transporte. Nosotros vivimos dentro del paradigma y les quiero mostrar el paradigma del medio de transporte. Al principio, transportar objetos grandes y pesados solamente se podÃa hacer en botes muy rudimentarios. Se usaban las vÃas fluviales para transportar estos objetos en pedazos de troncos que habÃan sido puestos asidos, abocados. Después se descubrió la rueda y cuando se descubrió la rueda fueron capaces de construir carretas. Pero, básicamente, esas carretas se transportaban por rÃos de tierra. El mismo concepto del bote. Yo transporto dentro de una caja, que inicialmente era un hueco de tronco, sobre un rÃo de tierra, ya no de agua. Después estas cajas se pusieron más cómodas y le pusieron motor al fin del siglo 19 e hicieron vehÃculos motorizados. Hicieron rÃos de cemento para que fuera más cómodo el transporte. Y, finalmente, le pusieron estilo a estas carrozas motorizadas. Pero, sin embargo, nuestro vehÃculo motorizado, nuestro querido auto, no es más que una caja que se transporta por un rÃo de cemento. Y ustedes dicen, ¿qué es lo paradigmático acá? Y yo les pregunto, ¿es transportarse en una caja por un rÃo de cemento, agua o tierra, la única forma de transportarse? Y ustedes me constesten, ¿y que otra hay? Y yo les digo, no la vemos porque estamos atrapados en un paradigma. Eso es, estamos atrapados en un paradigma y no podemos ver otro punto de vista, porque a toda nuestra civilización, a toda nuestra cultura la ha atrapado este paradigma. Y ustedes dicen, no entiendo, pero ¿qué otra forma hay?. Eso es el problema. Estamos atrapados en el paradigma. Los invito a contestar la pregunta.