Hasta el reconocimiento del patrimonio cultural intangible, la definición legal del patrimonio cultural, como por ejemplo, la de la UNESCO, se limitaba a edificios, lugares históricos, monumentos, obras de arte y otros objetos que se consideran valiosos para preservar para el futuro. El cambio tecnológico ha generado un cambio del paradigma de creación, preservación, difusión y uso del patrimonio cultural, y su definición decimonónica ha quedado obsoleta. La tecnología digital hoy está asimilada en la creación cultural y científica, y muchos de los objetos que poseen valor patrimonial you nacen digitales y no existen en formato analógico. Surge la categoría de Patrimonio digital que, según la carta de la UNESCO sobre la preservación del patrimonio digital, consiste en recursos únicos que son fruto del saber o la expresión de los seres humanos. La carta establece que el patrimonio digital no se limita solo al patrimonio en general directamente como digital, sino que comprende también recursos digitalizados a partir del original analógico existente. El patrimonio cultural así puede dejar de ser fosilizado en una piedra del pasado, para extenderse a todos los aspectos del conocimiento relacionado. Es transcendental subrayar que la explicación de un objeto físico del patrimonio, en el fondo, no es otra cosa que una piedra, ahora sí, una piedra digital. Hay que poner un especial énfasis en la patrimonialización de los datos y de los conocimientos relacionados con los objetos de patrimonio. Este patrimonio digital debe ser preservado, protegido, presentado y accesible públicamente. La extensión de objeto de patrimonio digital al conocimiento y a los datos es significativa, especialmente para aquel tipo de patrimonio cultural y físico, cuyo contexto después de ser estudiado, desaparece. El patrimonio digital se sintetiza como un conjunto de cuatro aspectos, fenómenos físicos, codificaciones lógicas, objetos conceptuales y comprensibles para el ser humano, y conjuntos de elementos esenciales que deben ser preservados para ofrecer a los futuros usuarios lo esencial del objeto. Un objeto digital individual está integrado en una serie de objetos digitales y conjuntos de datos formalizados, vinculados a una infraestructura hecha de conceptos, ontologías y herramientas computacionales para la conexión, integración y manipulación de datos heterogéneos, locales o distribuidos en la red. Esta infraestructura debe garantizar la accesibilidad permanente de los objetos digitales. La desaparición de los medios de acceso, puede llevar a una pérdida masiva de patrimonio digital, a pesar de su aparente continuidad, y se puede producir principalmente por dos razones, cambios tecnológicos en los medios físicos, hardware, mientras desarrollan nuevos dispositivos más potentes y despliegan nuevos modelos de comunicación más seguros y rápidos, fácilmente pueden dejar de ser capaces de leer un soporte de memoria digital obsoleto. Diferentes formatos de archivos necesitan software específico que pueda leer e interpretar su contenido. Si no se dispone del programa informático correspondiente, será imposible visualizar, escuchar, ejecutarlo. La interoperabilidad de los sistemas de archivos es un requisito imprescindible para la integración del patrimonio digital. Mantener su accesibilidad, es decir, la capacidad de tener acceso a mensaje o propósito esencial y auténtico del patrimonio digital, supone la selección y puesta en práctica de un conjunto evolutivo y adaptativo de estrategias que deben garantizar la infraestructura, y que la infraestructura y los objetos del patrimonio digital no sean dependientes de los posibles cambios tecnológicos en hardware y software. La buena gestión del patrimonio digital supone también la capacidad de enriquecerlo con nuevos conocimientos y utilizarlo de acuerdo con los intereses específicos de grupos o individuos. La posibilidad tecnológica de utilizar simultáneamente gran cantidad de datos sugiere que la nueva producción debe estar adaptada a entornos digitales, complejos y distribuidos, y que hay que digitalizar el patrimonio analógico para integrarlo en el corpus del patrimonio digital. La producción digital y la digitalización tienen como objetivo el crecimiento constante de las bases del conocimiento. La accesibilidad pública a los datos, objetos digitales, y su integración en la infraestructura distribuida del patrimonio digital, es necesaria. Solo de esta manera, se puede alcanzar que la producción de objetos digitales tenga como resultado al big data. El patrimonio digital, como big data, puede nutrir una gran diversidad de proyectos digitales creados para salir al encuentro de los retos de la sociedad contemporánea. Sobre la base de la minería de big data, se pueden generar museos y colecciones virtuales, representaciones semántica y del conocimiento, realidad aumentada, entornos de realidad virtual e inmersiva, los juegos serios y otras aplicaciones cuyo contenido se puede adaptar a la necesidad y nivel del usuario. La manera de interactuar con el patrimonio digital se puede graduar o variar según el uso concreto que se le otorga en cada caso específico. En resumen, el patrimonio digital existe independientemente de los medios de su utilización. 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