Soy Montse Gorchs, enfermera asistencial del Sistema de Emergencias Médicas, y coinvestigadora del Proyecto Escala RACE. El ictus es una emergencia médica que se produce cuando se interrumpe, de manera súbita, el flujo sanguÃneo del cerebro y, consecuentemente, existe una pérdida de las funciones neurológicas del área cerebral afectada. El ictus es una enfermedad muy frecuente. Una de cada seis personas sufrirá un ictus a lo largo de su vida, y supone la primera causa de discapacidad y la segunda causa de mortalidad en el mundo, y conlleva, por lo tanto, un importante gasto sanitario. El ictus isquémico es el más frecuente, corresponde al 80% de todos los ictus, es debido a una obstrucción de una arteria del cerebro por un trombo o émbulo, de manera que una parte del cerebro deja de recibir flujo sanguÃneo. Las células cerebrales no reciben los nutrientes necesarios, el oxÃgeno y la glucosa, por lo que inicialmente dejan de funcionar correctamente. Si esta situación de falta de sangre se alarga, las células acaban muriendo y se produce un infarto cerebral. El ictus hemorrágico es menos frecuente, afectando el 20% de todos los ictus, se produce por la rotura de una arteria cerebral y el derrame de la sangre al interior del parénquima cerebral, lo que afecta a la función de la parte del cerebro afectada. En ambos casos, los sÃntomas pueden ser similares y dependen de la zona cerebral que está afectada. En relación al ictus isquémico, existen diversos factores de riesgo que favorecen la formación de trombos, como puede ser la hipertensión, diabetes, niveles altos de colesterol, tabaquismo, sedentarismo, enolismo. Las causas más frecuentes del ictus isquémico son la aterosclerosis, que afecta a la pared de las arterias, donde se forman placas y trombos, y el cardioembolismo, que supone la formación de trombos en el interior del corazón en pacientes con arritmia de tipo fibrilación auricular o enfermedades de las válvulas cardÃacas, desde donde se produce un embolismo hacia el cerebro. Existen otras causas menos frecuentes como son las enfermedades de la coagulación de la sangre, vasculitis o inflamación de las arterias cerebrales, o la disección arterial. Respecto a los ictus hemorrágicos, estos pueden ser debidos, sobre todo, a la hipertensión arterial, aneurismas, malformaciones vasculares cerebrales que pueden romperse, la toma de fármacos anticoagulantes o la angiopatÃa amiloide que deteriora la pared de las arterias. Hablamos de ictus hemisférico cuando la zona cerebral dañada afecta la totalidad o una parte de uno de los dos hemisferios cerebrales. Los sÃntomas se manifiestan siempre en el lado del cuerpo contrario a la lesión cerebral. AsÃ, si se afecta el hemisferio derecho, el paciente tendrá debilidad en el hemicuerpo izquierdo que puede afectar la zona facial, brazo y pierna. Tendrá alteración de la sensibilidad en el hemicuerpo izquierdo, hemianopsia o pérdida de visión en el campo visual derecho, además, puede presentar agnosia o falta de reconocimiento de la mitad del cuerpo y del déficit. La agnosia aparece cuando se afecta el hemisferio no dominante, que es el derecho para la mayorÃa de la población, de manera que la agnosia suele acompañarse de debilidad en el lado izquierdo del cuerpo. En cambio, si el ictus afecta el hemisferio izquierdo, el paciente presentará alteración de la fuerza, sensibilidad y visión en el lado derecho. Habitualmente, puede presentar afasia o imposibilidad para decir las palabras correctamente y para entender el lenguaje. La afasia aparece cuando se afecta el hemisferio dominante, que es el izquierdo para la mayorÃa de la población, pero que puede variar especialmente en gente zurda, de manera que la afasia suele acompañarse de debilidad en el lado derecho del cuerpo. Es frecuente que los sÃntomas se acompañen de una desviación de la mirada y de la cabeza hacia el lado de la lesión cerebral, es decir, hacia el lado contrario del hemicuerpo afectado. Es importante también destacar que los ictus hemisféricos a menudo se deben a una oclusión localizada en una de las arterias cerebrales principales y, en estos casos, se producen ictus más graves y con mayores secuelas neurológicas. Cuando el ictus se debe a una obstrucción de las arterias de menor tamaño, localizadas en la zona más profunda del cerebro, es cuando se produce un ictus lacunar. En este caso, puede aparecer debilidad, alteración de la sensibilidad en la mitad del cuerpo, puede aparecer también disartria, dificultad para pronunciar correctamente las palabras, como si el paciente tuviera la lengua dormida o algo dentro de la boca que le impide pronunciar correctamente. Pero, a diferencia de la afasia, puede decir las palabras adecuadas y entiende el lenguaje. Es importante recordar que en el ictus lacunar se afectan las zonas profundas del cerebro por donde transcurren las fibras que llevan información relacionada con el movimiento y la sensibilidad, por lo que nunca aparecerán sÃntomas corticales como son la afasia, agnosia, hemianopsia, o la desviación oculocefálica, que son propios de los ictus hemisféricos. Cuando el ictus afecta la región posterior del cerebro, tronco y cerebelo, los sÃntomas tÃpicos serán vértigo brusco, visión doble o diplopia, hemianopsia, ataxia o andar inestable, dismetrÃa o falta de coordinación en alguna extremidad, incluso somnolencia o disminución de la conciencia. Los ictus de territorio posterior sà son extensos, conllevan una alta mortalidad debido a que el tronco cerebral es una estructura que controla las funciones vitales como pueden ser el ritmo cardiaco, la respiración o el estado de vigilia. Finalmente, existe una entidad dentro del ictus que es el ataque isquémico transitorio o AIT. La AIT se refiere a la aparición de los sÃntomas tÃpicos de un ictus, pero que desaparecen de manera espontánea en 24 horas, normalmente en menos de una hora. Hasta un 15% de los pacientes que sufren un ictus isquémico han presentado un AIT en los dÃas previos, pero a menudo la población no tiene sensación de gravedad, no consulta los servicios médicos, you que son sÃntomas transitorios que se recuperan rápidamente. A pesar de la recuperación de los sÃntomas, esta situación supone una emergencia médica y una necesidad de evaluación médica urgente, you que el riesgo de que se repita un ictus en las próximas horas y dÃas es muy elevado entre un 5 y un 10%, y estos casos deben derivarse al centro de ictus más cercano para poder hacer un estudio neurovascular urgente en las primeras 24 horas, y establecer las medidas preventivas correspondientes.