[MÚSICA] [MÚSICA] Hola a todos. Vamos a continuar hablando de las primeras tumbas de la dinastÃa XIX en el Valle de los Reyes. Por supuesto la primera es la de Ramsés I, el fundador de la dinastÃa, que se entierra en KV 16. KV 16 es una tumba usualmente muy visitada por los turistas que acceden al Valle de los Reyes, simplemente por su posición. Está en la zona central, muy cerquita de la tumba de Tutankamón, pero también muy cerca de esa estructura creada para dar sombra a los turistas justo delante de Tutankanón, y por el hecho de que estamos ante una tumba de modestas dimensiones, lo cual facilita mucho la rápida entrada y salida de visitantes. Tal y como podéis ver en la fotografÃa que aparece en pantalla donde ese conjunto de visitantes se dirige precisamente a la KV 16. KV 16 es una tumba que aunque presenta enterramientos que probablemente nos llevan a inicios de tercer perÃodo de intermedio, el hecho de que no tenga grafiti de época greco romana o época copta evidencia que en algún momento con posterioridad al tercer perÃodo intermedio, pero no más tarde esta tumba quedó completamente cubierta hasta su descubrimiento por parte de Belzoni. KV 16 es una tumba inacabada. El reinado de Ramsés I fue muy corto y esto imposibilitó que la tumba pudiera excavarse en su totalidad siguiendo el diseño propio de una tumba real de la época. De hecho, podéis comparar KV 16, marcada en amarillo, con la tumba KV 17 que es la tumba de su padre, de Seti I. Podéis comprobar cómo realmente se improvisa una cámara sepulcral prácticamente en la posición donde deberÃamos ver un corredor y la sala del pozo. El descubrimiento de esta tumba tiene lugar en octubre de 1817 pro parte de Giovanni Batista Belzoni. En esta vista axionométrica podéis comprobar realmente lo que decÃamos antes, es una tumba inacabada y tras el corredor C se improvisa esa cámara sepulcral con cámaras laterales. También esta tumba, si os fijáis en el corredor B, presenta huecos para listones para facilitar el descenso del gran sarcófago de granito. Y también un detalle apreciado por los antiguos excavadores es que entre B y C hay unos restos de un cierre que actualmente por supuesto you desapareció, un cierre a modo de tapia. La tumba es muy pequeña, a penas llega a los 50 metros de longitud. Pero tiene un detalle interesante, se conserva una sección de 5 por 5 codos reales egipcios. Es decir, su anchura y su altura en el corredor es de 2 metros 62. La única decoración que vamos a hallar en la tumba aparece en la cámara sepulcral, y aquà tenemos el Libro de las Puertas. Es decir, continúa con la tradición iniciada por el antecesor de Ramsés I, por Horemjeb, quien en KV 57 precisamente incluyó ese Libro de las Puertas en detrimento del Libro del Imiduat que hasta el momento habÃa sido el protagonista de la cámara sepulcral. También vamos a encontrar una cámara lateral a la cámara sepulcral donde hallaremos el llamado Nicho de Osiris. Veamos algunas imágenes de la tumba. Fijémonos cómo en la cámara sepulcral se respetan una vez más el detalle del fiso jeker rodeando toda la parte superior de la decoración, y en este caso encontramos un ejemplo de parte de la cuarta hora del Libro de las Puertas. También vamos a hallar en la cámara sepulcral imágenes que nos llevan a observar cómo el faraón es acompañado por distintas divinidades, todas ellas identificadas. Nos sirve esta imagen como ejemplo para ver a Orus hijo de Isis. Es decir, a Siese que coge de la mano al faraón Men-pehty-Ra Ramsés, que a su vez viene acompañado por Atún, seguido de la diosa Neit. Ahora fijémonos en este recuadro. Vamos a ampliar la imagen para comprobar que realmente esta parte de la tumba, como no pudo ser de otra manera, se realizó con mucha rapidez. Tened en cuenta que de algún modo el faraón muere antes de lo previsto o muere en un momento en que la tumba está inconclusa, con lo cual no solo los excavadores de la tumba, los trabajadores de Deir el-Medina tienen que transformar ese espacio en una cámara sepulcral, sino que también los pintores que están trabajando tienen que acelerar el ritmo para, de algún modo, proveer al faraón de una mÃnima base iconográfica con la que enterrarse. Por eso vemos cómo el trazo, el acabado, aquà no hay relieve como en el caso de Horemheb, es mucho más rápido. En el centro de la cámara sepulcral existe un gran sarcófago, un sarcófago de granito que en uno de sus lados, de sus esquinas presenta un daño que evidencia el uso de una palanca para poder, precisamente, abrir la tapa del sarcófago. Esto probablemente tuvo lugar a fines de la dinastÃa XX o principios de la dinastÃa XXI. El sarcófago de granito tampoco presenta relieve, está pintado. Una muestra más de la rapidez con la que se tuvo que llevar a cabo el enterramiento del monarca. Y si ahora nos fijamos en esa cámara, en realidad un nicho que aparece en la parte izquierda, la pintura que tenemos en él nos muestra al dios Osiris identificado como el primero de los occidentales. Este es el llamado Nicho de Osiris. Tenemos referencias del momento en el que Belzoni entra en la tumba, y nos sirve de algún modo para identificar qué piezas de las halladas en la tumba encontró Belzoni y dónde estaban dispuestas en el momento de su entrada en esta tumba de Ramsés I. Él dice, encontramos un sarcófago de granito con dos momias en él, en un rincón una estatua estante de 1,98 metros de altura, de madera de sicomoro, y hermosamente tallada, casi perfecta excepto la nariz. También encontramos pequeñas imágenes de madera, bien talladas, que representan figuras simbólicas. Algunas tenÃan cabezas de león, otras de zorro, otras de mono. Una tenÃa una tortuga en lugar de cabeza. Encontramos un becerro con la cabeza de un hipopótamo. En la cámara a nuestra derecha encontramos otra estatua como la primera, pero no perfecta. Fijémonos precisamente en estas estatuas de madera que ciertamente nos recuerdan a estatuas similares halladas en la tumba de Tutankamón. Desconocemos el paradero de la momia de Ramsés I, a menos que esa momia sea precisamente la que aparece en pantalla. Tiene una historia ciertamente rocambolesca. Fue comprado hacia el año 1860 en Luxor, y fue a parar al Museo de las Cataratas del Niágara, bueno en el cual estuvo expuesta desde 1861. De manera anecdótica podemos decir que el cartel que identificaba esa momia en el Museo de las Cataratas del Niágara en Canadá señalaba que se trataba de la momia de Nefertiti. Nada más lejos de la realidad porque se trata de la momia de un hombre, que analizada en 1985 por un equipo alemán, bueno, pues dio como resultado la posibilidad de que se tratase en realidad de la momia de Ramsés I. Desde el momento en que fue identificada como la momia de un rey egipcio, fue reclamada por el gobierno de Egipto. De modo que en 2003 ya fue devuelta a Egipto. Hay que decir, no obstante, que no todos los investigadores están de acuerdo con que esta momia sea de Ramsés I. Sà que hay acuerdo en cuanto a la época y a la técnica de momificación que nos llevarÃan a ese entorno de inicios de la época ramésida, pero se discute sobre otras opciones. Por ejemplo, que pudiera ser la momia no identificada de Ramsés VII, o incluso la propia momia de Horemheb.