[MUSIC] El Valle de los Reyes se divide en dos principales uadis, el uadi oriental de los reyes, que es este que vemos ahora en la parte derecha, este es un uadi donde podemos encontrar la inmensa mayorÃa de las tumbas conocidas. Y en la parte izquierda de la imagen podéis ver el Valle Occidental de los Reyes, también conocido a veces de manera popular como El Valle de los Monos. Lo que vamos a hacer en este video you es introducirnos otra vez en ese Valle Occidental de los Reyes, donde you vimos en una ocasión anterior la tumba WV 22, es decir, la tumba de Amenhetep III. Vamos a recorrer ese fondo del Valle Occidental de los Reyes, hasta llegar a su nacimiento, hasta su extremo, donde vamos a encontrar tres tumbas, la WV 25, WV 24 y la WV 23. La 24 es una entrada inacabada, vemos cómo alrededor de la 24 y de la tumba 25 hallamos una serie de cabañas de los trabajadores que en esa época de la dinastÃa XVIII estuvieron trabajando en este sector del Valle. La tumba 25 fue descubierta por Giovanni Battista Belzoni en 1817, cuando trabajaba para el cónsul general británico Henry Salt. La tumba, como digo está inacabada, pero presenta unas dimensiones que sin duda anuncian que fue preparada o que fue comenzada para un rey. Fijémonos en el perfil de la tumba, tiene un primer sector escalonado, un corredor de suelo alisado, pero aún en inclinación, que nos recuerda muchos perfiles de otras tumbas que hemos visto en El Valle de los Reyes. La altura del corredor es de 2,39 m, con lo cual vemos esa progresiva amplitud en las dimensiones del corredor de una tumba que corresponde perfectamente con el perÃodo en el que se supone que podemos estar ahora, es decir, la parte final de la dinastÃa XVIII. Pero por desgracia, como digo, esta tumba quedó inacabada, no fueron hallados depósitos de fundación con el nombre del rey para el cual hubiera estado proyectada. Y, finalmente, cuando la descubre Belzoni en 1817 Lo que halla en ella son ocho momias, pero claro, momias del Tercer Periodo Intermedio, momias de la dinastÃa XXI y XXII, de personas que fueron a parar a esta tumba una vez se reutiliza en ese periodo. Esta es la parte interior de la tumba, podemos ver ese acceso escalonado, esta parte estaba cerrada cuando la encontró Belzoni, de modo que es evidente que desde que se cierra la tumba en la dinastÃa XXII con esos difuntos que son incluidos en ella en ese periodo hasta hallazgo de Belzoni, la tumba quedó intacta. Pero la tumba que más datos nos ofrece en ese sector del Valle es precisamente la tumba de Ay. Si os fijáis, está justo en el extremo del Valle Occidental de los Reyes, bajo los acantilados, al pie de los acantilados, en una zona que a causa de las lluvias y de los restos de fitos que empujar el agua a esta zona, sin duda quedó muy pronto tapada, y de esa manera también protegida. Aquà podemos ver la entrada justo al pie del acantilado, en este caso la tumba fue descubierta en 1816 también por Belzoni. La duda que permanece es saber si realmente es una tumba proyectada originalmente para el faraón Ay, sucesor de Tutankamón, o si es una tumba que fue iniciada incluso por el propio Tutankamón. O, como señalarÃan otros autores, una tumba iniciada por Akenatón en su periodo tebano, es decir, cuando era Amenhetep IV. Lo cierto es que esta tumba tampoco presentó depósitos de fundación, de modo que es literalmente imposible en este momento poder indicar si con anterioridad hay algún faraón de este periodo final de la dinastÃa XVIII habÃa comenzado a excavar esta tumba para su propio entierro. La tumba como veis ofrece un eje rectilÃneo con una ligera desviación hacia la derecha. También es cierto que es una tumba realmente inacabada, fijaros cómo el primer tramo, esa serie de corredores A, B, C, D hasta la sala E, que teóricamente serÃa la sala del pozo, aunque aquà es inexistente, ese tramo Nos recuerda muchÃsimo a las tumbas que hemos visto hasta ahora, tumbas you más completas. Por ejemplo, entre el corredor D y la sala E, Otto Schaden cuando vació por completo la tumba en 1972, encontró restos de una pared que originalmente habrÃa cerrado este sector de la tumba. Son pequeños detalles que han llegado a nosotros a pesar de, bueno pues, las condiciones en las que se hallaba la tumba dónde apenas se han encontrado restos de la época de Ay. Fijaros en otro detalle, y es que la conexión que hay entre la sala E y la sala F, se produce en el lado derecho de la parte posterior de la sala E. Si ahora, por ejemplo, comparáis este plano con planos de tumbas anteriores a Amenhetep III o Tutmosis IV, etc., podréis ver cómo ese acceso entre la sala E y la sala F se produce por el lado izquierdo del fondo de la sala E. Bueno este es un pequeño detalle diferencial, pero que es interesante puesto que como digo, aunque tenga un eje rectilÃneo la tumba presente esa ligera desviación hacia la derecha. Se ha especulado muchas veces sobre la vinculación que puede tener este eje rectilÃneo con la tumba real de Akenatón, en Amarna, donde también vemos un jefe rectilÃneo, pero si os fijáis lo cierto es que hasta este punto, hasta la sala E, el diseño es similar al de otras tumbas de El Valle de los Reyes. Eso sÃ, con una sala F, que podrÃamos haberla denominado aquà J, dado que finalmente se constituye como la cámara sepulcral. Pero si os fijáis, esta sala, que finalmente seria la J, como sala F, también corresponde a un espacio que hemos reconocido en tumbas anteriores en El Valle de los Reyes. Ahora bien, una vez la sala F se transforma en cámara sepulcral, porque sin duda la tumba queda inacabada, con lo cual teóricamente la tendrÃamos que llamar J, fijaros cómo se incluyen los nichos para los ladrillos mágicos en cada una de las paredes de esta sala. La diferencia en altura que hay entre la parte más profunda de la tumba, es decir, la cámara sepulcral y su anexo y la entrada es de 22 metros. La longitud de la tumba es de 60 metros, y la altura del corredor inicial es de 2.47 metros. Estas fotografÃas nos muestran, por un lado, arriba a la izquierda, el acceso al interior de la tumba, y en la fotografÃa de la derecha podemos ver cómo ese corredor inclinado sigue hacia el interior de la tumba. Con un detalle, y es el que veis en la fotografÃa de abajo a la izquierda, en esta parte inicial de la tumba podemos ver huecos practicados en la pared a derecha e izquierda, que sirvieron para la colocación del listón de madera que permitÃa descender objetos pesados. Se enganchaban cuerdas a ese listón y de ese modo podÃa dejarse caer lentamente un objeto voluminoso y pesado como por supuesto debió ser el sarcófago que veremos en el interior de la tumba. Este detalle se observa en KV 20, la tumba de Hatshepsut y Tutmosis I, pero efectuando ese caso de KV 20 hasta la WV 23, es decir, hasta la tumba de Ay, no hemos visto en otras tumbas este detalle, después sà que se da más común.